Cada 21 de Diciembre, en el Hemisferio Norte, se celebra el Solsticio de Invierto. Se dice que una antigua tradición Celta celebraba la llegada del Invierno este día cuando, supuestamente, el Espíritu de la Navidad -concebido como una energía o entidad- bajaba a la tierra en este día a las 10:00pm y solo duraba dos horas, para visitar a “los hombres de buena voluntad”. De allí que entre esa hora y las 12:00am es el tiempo que se debe usar para escribir sus peticiones y deseos. Esta celebración viene acompañada de un ritual que varía según la región y que cada generación ha ido adaptando según sus creencias. Pero en términos generales mantienen la misma esencia: agradecer y pedir, en medio de rituales de limpieza y purificación “para recibir las energías que llegan y desechar las negativas”. Se encienden velas (de color rojo, naranja y dorado) en una mesa y dos mandarinas o limones, aunque con el tiempo se usan aromas de cualquiera de estos frutos, para dar la bienvenida a este “Espíritu” que se cree trae abundancia, paz, amor, unidad, armonía prosperidad y bienestar a la humanidad. El ritual contempla limpiar la casa el día antes, escribir los deseos para el próximo año en orden de prioridad, comenzando por la más importante. Cada deseo va en una tira de papel independiente para quemar el siguiente año los que se cumplieron y guardar los restantes para la próxima petición. Esta es una tradición que no va acorde con las celebraciones de la Iglesia Católica e incluso fue calificada como pecado por el Papa Benedicto XI, por considerar que enaltece el consumismo exagerado, los rituales mágicos y la brujería, y se separa de la esencia de la Navidad que es celebrar el nacimiento de Jesús. Leyenda de imagen: Celebración Espíritu de la Navidad / Imagen tomada de Vida Más Fácil
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